
Queridas madrastras y queridos padrastros:
Los tiempos cambian y las familias con ellos. Ahora hay muchos tipos diferentes de familia, no resulta fácil. Intentamos ir adaptándonos a los tiempos, peleamos con la vida y con las relaciones familiares procurando, porque hay amor, hacer todo lo que creemos mejor para que las cosas funcionen, pero, realmente, ¿qué es lo mejor?
Se forman nuevas familias, diferentes a la familia tradicional. De repente un divorcio o separación pone la vida de los/as hijos/as del matrimonio o pareja del revés, todo es un descontrol, un cambio enorme para los/as niños/as (a veces ya adolescentes) que viven la nueva situación con inquietud y en ocasiones angustia ¿qué va a pasar ahora?
Y después, cuando las cosas parece que ya están asentadas y se ha establecido una rutina (suponiendo que los padres se lleven bien o al menos lo intenten por el bien de sus hijos/as), resulta que el papá o la mamá aparecen con una nueva pareja. ¡Horror! O Simplemente un ¿y ahora qué?
No nos engañemos, salvo algunos casos, los hijos/as desean que sus papás vuelvan a estar juntos, así que la llegada de otra persona, en principio, no suele ser muy bien recibida. La ilusión de ver a sus papás juntos de nuevo se desvanece.
Vosotros,as, nueva pareja, tenéis que ir con mucho cuidado. En ocasiones, y con la mejor intención, intentáis educar, aconsejar (sin que vuestro consejo sea requerido), mandar (¡no, por favor!) os implicáis al máximo con los/as hijos/as de vuestra pareja. Buenas intenciones con resultados, generalmente, nefastos Como en todo, en esto también hay excepciones, niños/as que acogen y aceptan de buena gana a la persona recién llegada y admiten afectos, educación, peticiones (e incluso órdenes del tipo: «tenéis que sacar la basura/ comprar el pan»), pero no es lo habitual. Antes de encontraros con la temida respuesta de «¡tú no eres mi padre/madre!» sed prudentes. Estad atentos a sus señales, a los límites que los/as niños/as marcan, pero eso sí, recordad que lo que sí debéis exigir siempre es respeto. El respeto no es negociable y las faltas de respeto nunca se han de permitir. Si se producen, ha de haber la consiguiente consecuencia negativa, y, dependiendo de la edad, la oportuna charla dada por el papá o la mamá. El respeto siempre debe reinar en la familia, con padres/madres y con padrastros/madrastras.
Dicho todo lo anterior, y para que quede claro:
Vosotros, as padrastros y madrastras, no sois el papá o la mamá. Esos/as niños/as ya tienen a su mamá y a su papá (o dos papás o dos mamás), así que, salvo que los niños/as demanden otra cosa, debéis:
- Educar sólo con el ejemplo. La educación le corresponde a los papás. Esto no quiere decir que se les deba permitir todo, en absoluto, nunca debe faltar el respeto y los buenos modos. Mejor que corrija el progenitor, pero en caso de necesidad, hay que poner límites. Un ejemplo: el niño no ha hecho sus deberes, problema del papá y la mamá. El niño os responde de malos modos, esto lo debéis corregir, no lo permitáis y además hablad con el papá o la mamá.
- Los estudios, por si no ha quedado claro, son responsabilidad de los papás.
- Las comidas son responsabilidad de los papás.
- Llevarlos y traerlos del colegio es responsabilidad de los papás.
No hay que asumir responsabilidades que no corresponden, se evitarán problemas con los/as niños/as y también con la pareja. No digamos con el papá o mamá que no está.
Por otro lado, se deben evitar las discusiones delante de los niños (esto también vale para los papás y mamás) y menos si el tema son los/as hijos/as. Si ven que en vuestra relación hay grietas, o que pueden producirse, encontrarán la forma de sacarle partido (y más si quieren que los papás vuelvan a estar juntos).
Tenéis que tener claro, que a vuestros/as hijastros/as no les podéis exigir, pero, en justa correspondencia, ellos tampoco os pueden exigir a vosotros. Recordad que no tenéis derechos con esos niños/as porque no son lo/as vuestros/as, pero tampoco tenéis obligaciones, así que ¡relajaos!
Lo que hagáis por ellos, que sea de corazón, pero sin esperar nada a cambio. Y la entrega no ha de ser desmedida, con esto me refiero a que no debe implicar sacrificio porque éste (salvo en el ámbito religioso), puede generar resentimiento cuando no se recibe lo que creemos justo.
Dadles apoyo y cariño, pero ocupando siempre vuestro lugar, ellos ya tienen un papá (o dos) y una mamá (o dos), no necesitan más.
Los/as niños/as os irán marcando pautas, límites y vuestra pareja, en lo referente a sus hijos, también. Hacedles caso.
Cada niño/a (y cada pareja) tiene sus diferencias. Hay niños/as que demandarán consejo, cariño (incluso, en un descuido, se pueden confundir y llamaros «papá» o «mamá»), que serán comunicativos…otros/as mantendrán más las distancias. Os tenéis que adaptar y aceptar. Los adultos sois vosotros, comportaos como tales recordando siempre que no sois la mamá o el papá, sois la madrastra y el padrastro, y tenéis un bonito papel que jugar en la vida de esos niños/as. Quitaos responsabilidades de encima, disfrutad de vuestros/as hijastros/as, dadles cariño y apoyo en la medida en la que ellos lo demanden. El tiempo, la convivencia, la paz en el hogar, irán haciendo su trabajo y acabaréis formando una familia que vive en armonía, con respeto y cariño. Una maravillosa familia.
¡Ánimo, queridas madrastras y queridos padrastros!
Este artículo, como no podía ser de otra manera, se lo dedico a mis queridos hijastros.
Cada día aprendo algo con vosotros, cada día descubro algo en vosotros, cada día os quiero más.
